jueves, 30 de abril de 2009

- RODRIGUEZ PEÑA -




Nicolás Rodríguez Peña


Otro porteño no muy ponderado



Nicolás Rodriguez Peña el nace un 30 de abril de 1775 en la Ciudad de Buenos Aires.





Se dedicó al comercio, que le permitió reunir una considerable fortuna. Entre sus varias empresas exitosas, se cuenta la jabonería que tenía en sociedad con Hipólito Vieytes, que se hizo famosa como centro de conspiraciones. En 1805 era miembro de la "logia independencia", con Juan José Castelli, Manuel Belgrano y otros; este grupo y otros similares solían reunirse en su quinta, ubicada en el solar de la plaza que hoy lleva su nombre en Buenos Aires.





Participó como miembro de las milicias contra las Invasiones Inglesas al Río de la Plata (1806 y 1807). Tras participar en el grupo conspirador conocido como carlotismo, promovió y financió las acciones políticas previas a la Revolución de Mayo.










Colaboró en la formación de la Primera Junta de gobierno. Fue secretario de Castelli, aunque no compartía todas sus ideas, acompañándolo en la expedición de las tropas libertadoras a Córdoba, donde autorizó el fusilamiento del ex virrey Santiago de Liniers. Tras actuar en la Batalla de Suipacha ingresó al Alto Perú, donde por corto tiempo fue gobernador de La Paz.





Regresó a Buenos Aires en febrero, y ocupó el lugar de Mariano Moreno en la Primera Junta. Pero fue expulsado por la revolución de abril de 1811 y confinado a la provincia de San Juan. Volvió a fines de ese año, dedicándose a los negocios; se incorporó a la Logia Lautaro, dirigida por Carlos María de Alvear. A raíz de la revolución de octubre de 1812, fue elegido miembro de un Segundo Triunvirato. Éste fue un gobierno crecientemente condicionado por la Asamblea General Constituyente, es decir de la Logia Lautaro, que la controlaba.

Cuando el Triunvirato fue disuelto, el director supremo Gervasio Antonio de Posadas lo eligió para presidir el Consejo de Estado. También le asignó el grado de coronel de ejército. En 1814 fue nombrado primer Gobernador delegado de la provincia oriental, cargo que ejerció por poco tiempo.





A la caída del Director Alvear, fue sometido a proceso y condenado a destierro, pero poco después se lo autorizó a residir en San Juan. En 1816 se dirigió nuevamente a Buenos Aires, pero el nuevo director, Juan Martín de Pueyrredón, lo obligó a retirarse nuevamente a San Juan. Allí ayudó a José de San Martín en la organización del Ejército de los Andes.





Después de la Batalla de Chacabuco se autoexilió en Santiago de Chile, donde permaneció hasta el día de su muerte, ocurrida en diciembre de 1853. Sus restos mortales descansan en el Cementerio de la Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires.

martes, 28 de abril de 2009

- CRISIS -




Claves americanas


El mundo después de la crisis



Por Andrés Oppenheimer
Noticias de Exterior
La Nación



Según la creencia generalizada en muchos países, cuando se termine esta crisis económica el mundo será menos capitalista y menos dependiente de Estados Unidos. Sin embargo, es probable que sólo la mitad de este juicio sea acertada.

A juzgar por lo que se escuchó en los corredores de las reuniones de las instituciones financieras más grandes del mundo -el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)-, el mundo de la poscrisis estará marcado por una caída a largo plazo de los hábitos de consumo de los norteamericanos, que a su vez forzará a los países en desarrollo a volverse más competitivos para poder mantener el nivel de sus exportaciones.

Aun si la economía estadounidense comienza a recuperarse durante el próximo año, como anticipan la mayoría de los economistas, Estados Unidos será un lugar más frugal y dejará de ser el único motor económico del mundo. Pasarán muchos años antes de que los consumidores norteamericanos vuelvan a comprar autos, computadoras y televisores como solían hacerlo.

"La torta será más chica, y los países latinoamericanos tendrán que trabajar más duro para mantener su porción o lograr una porción más grande", dijo Marcelo Giugale, director de Política Económica del BM para América latina.

Una economía mundial más pequeña significará, para América latina, una mayor dificultad para exportar, menos inversiones extranjeras, menos turismo y menos remesas de dinero de familiares en el exterior. A diferencia de las crisis anteriores, en las que muchos países de la región lograron salir del pozo devaluando sus monedas para abaratar sus exportaciones, esta vez no podrán confiar en la voracidad importadora de los países ricos para lograr la recuperación, porque los compradores importarán menos. Algunos países compensarán vendiéndoles más a China, a la India y a otras economías emergentes que todavía crecen. Sin embargo, China y la India también crecerán más lentamente.

Varios funcionarios y economistas presentes en las reuniones coincidieron en que los países latinoamericanos que emergerán fortalecidos de la crisis serán los que tengan acceso a los mercados de capitales, los que no apliquen impuestos excesivos a sus exportaciones, los que permitan mayores libertades económicas y sean más productivos. En épocas de crisis, los inversionistas van a los lugares seguros, y los países más productivos son los que más logran exportar.

"Los países disciplinados y pro mercado, como Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay, se recuperarán", dijo Ricardo Hausmann, profesor de Economía de la Universidad de Harvard. "A los países neopopulistas que aplican fuertes gravámenes a las exportaciones y no tienen acceso al mercado de capitales, como la Argentina, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, les irá mal."

Esta línea de pensamiento es diametralmente opuesta a la sostenida la semana pasada por los críticos del capitalismo presentes en la Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago. En esa reunión, el presidente venezolano, Hugo Chávez, y sus seguidores dijeron que las recientes medidas de Estados Unidos tendientes a una mayor regulación estatal de la economía demuestran que el capitalismo está de salida y que el "socialismo del siglo XXI" se está imponiendo.

Más competitivos
Sin embargo, si los economistas están en lo cierto, puede que ocurra lo contrario: los países de la región deberán hacerse más competitivos para mantener sus exportaciones, pues la crisis será más seria de lo previsto. Según el FMI, las economías latinoamericanas caerán un 1,5% durante este año, antes de alcanzar una modesta recuperación de 1,6% durante 2010. Hace apenas un mes el FMI predecía un descenso mucho menos acentuado para la región.

Entre los países cuyas economías se contraerán durante este año están la Argentina (-1,5%), Brasil (-1,3%), Ecuador (-2%), México (-3,7%) y Venezuela (-2,2%), según el FMI. Entre los que tendrán mejor desempeño estarán Perú (3,5%) y Chile (0,1%).

Otras proyecciones, incluidas las del BM, prevén una caída menos drástica de la región, de alrededor del 0,7%. Los economistas de ambas instituciones dicen que han ajustado sus proyecciones hacia abajo porque ahora prevén una recesión más larga de lo esperado en Estados Unidos.

Mi opinión: el mundo de la poscrisis será menos dependiente de Estados Unidos, pero no necesariamente menos capitalista.

Los líderes populistas en Trinidad y Tobago tenían razón al señalar que Estados Unidos aumentará la regulación estatal para impedir burbujas financieras como las que llevaron a la actual crisis. Pero se olvidan de decir que la burbuja generó la expansión económica artificial en todo el mundo y que les permitió a sus países crecer rápidamente exportando materias primas sin hacer prácticamente nada para volverse más competitivos.

El populismo es hijo de la abundancia. Ahora que la torta se ha achicado para todos, América latina tendrá que volverse más competitiva si quiere mantener o expandir sus exportaciones en un escenario de mayor estrechez económica mundial.

- SALUD Y TRABAJO -




Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo


28 de abril


Salud y vida en el trabajo:


Un derecho humano fundamental




El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo es una campaña internacional destinada a promover tanto la salud y la seguridad en el trabajo como el trabajo decente. Al igual que en años anteriores, este año se organizarán actividades tripartitas en todo el mundo.





En esta página web se pueden descargar varios productos destinados a apoyar esos esfuerzos. Le invitamos a que se sume a nosotros para promover la celebración de este importante día.





Celebración en la Sede


Para conmemorar el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, la Oficina Internacional del Trabajo y la Asociación Internacional de Seguridad Social les invitan afectuosamente a asistir a un panel sobre el tema de este año: Salud y vida en el trabajo.





Un derecho humano fundamental, así como, a una proyección de las películas ganadoras del Festival Internacional de Cine y Multimedia de 2008 (organizado en el marco del XVIII Congreso Mundial de Seguridad y Salud en el Trabajo). El evento se llevará a cabo en la Sede de la OIT en Ginebra el 28 de Abril de 2009.




lunes, 27 de abril de 2009

- PELIGRO -



Por qué un adolescente es capaz de matar a quemarropa

Calles peligrosas


Rodolfo Rabanal
Para LA NACION
Noticias de Opinión


Si alguna vez Julio Verne imaginó un capitán de quince años, la realidad argentina de hoy le habría ofrecido un asesino de catorce. El parangón sirve para establecer la opuesta y contrariada distancia entre el héroe moral y el agresor sin límites en edades en que la infancia no es todavía un pasado remoto. El asesinato de Daniel Capristo en la zona de Valentín Alsina hace unas noches más que alentar las dimensiones imaginarias que procurarían entender por qué, en la casi reciente adolescencia, se es capaz de matar a quemarropa, parece en cambio desmantelar las mejores esperanzas y aniquilarlas en un montaje brutal de perdición urbana.

Sé, por propia experiencia emocional, qué fácil es nuclear la indignación dolorosa en la simplificación ciega de la venganza, y sé también, por experiencia colectiva e histórica, lo inútil que resulta; por eso tuvo tanto valor la aparición del hijo de la víctima, en medio de la multitud vindicativa que siguió al asesinato, pidiendo calma y exhortando a la paz cuando nadie parecía entender ese reclamo.

Si se observa el fenómeno de la delincuencia urbana y la altura y frecuencia de su modalidad asesina, no parece alarmista ni políticamente intencional sentir que algo grave está ocurriendo en la sociedad argentina. Puede ahora discutirse sobre bajar la edad de imputabilidad o no, la controversia abordará también la certeza o no de los jueces a la hora de dictar sentencia y volverá a ponerse sobre la mesa la situación de los policías, cómplices y víctimas de la delincuencia; se hablará también, seguramente, de nuestro hediondo sistema carcelario, de los costos que implicaría una modificación al menos sensata y uno -el hombre y la mujer común- tendrá una incómoda sensación de dé jà-vu y la inquietud, la ofuscación, la zozobra persistentes de que nada se resuelve nunca.

Esta incómoda sensación -más bien esta crispada percepción- parece decir que la Argentina es el país de las postergaciones sine díe, el país que les cobra a sus ciudadanos el alto precio que les impuso, durante años, el desquicio político, la corrupción administrativa, la ambición desmedida de sus líderes, el autoritarismo aplastante de una ilegalidad consentida, acaso, por una mayor parte de la población; también esto cierto. Las ominosas flores del mal -lo tomo en préstamo a Baudelaire- no brotan en un día, y nunca son el producto endiablado de una no deseada espontaneidad. Es el hombre quien cultiva sus desgracias, acuna sus errores y abona sus desidias. La violencia delincuencial urbana tomó cuerpo a fines de los años 80 y prosperó en la siguiente década sin decrecer nunca, salvo durante algunos períodos, que fueron sólo islas en la corriente mayor.

No es posible determinar con exactitud si existe una conexión causal entre prácticas políticas y económicas neoliberales y delito o inseguridad ciudadana, pero, a juzgar por las estadísticas, no hay que desestimar esta conjetura ya que, después de todo, a partir de 1995 cientos de miles de argentinos fueron arrumbados en la pobreza y la marginación, sin que haya todavía una salida visible para ellos. De cualquier forma, esta hipótesis merecería un análisis más extenso y aquí sólo cabe insinuar el tema.

La otra noche, en Valentín Alsina, se nos ofreció un muestrario bastante completo de la "barbarie" que nos cerca: primero, el intento de robo e inmediatamente después los nueve disparos sobre Daniel Capristo (¿por qué tanta saña, por qué esa insistencia casi pasional?); a los pocos segundos, los vecinos capturan al chico asesino y lo reducen a golpes; poco más tarde, esos mismos vecinos, junto con otros, le propinan una paliza tremenda al fiscal Enrique Lázzari.

Pero tampoco fue suficiente ese castigo, porque el siguiente paso consistió en romperle todos los vidrios al patrullero de la policía. Fue así como, durante largos minutos, la televisión -por momentos tan ubicua- registró una larga secuencia violenta, describiendo lo que yo llamaría la civilización dañada.

Y ahora presentemos la pregunta ingenua, legítima, histórica, y reproduzcamos las respuestas habituales: ¿por qué pasan estas cosas? Porque la gente ha llegado al límite de la tolerancia. Porque no parece haber autoridad que se haga cargo. Porque nunca la hubo. Porque en la Argentina no existen verdaderas políticas de Estado. Porque la educación ha fracasado hasta un punto casi irreparable. Porque los comisarios son corruptos. Porque la Justicia procede de manera ambigua. Porque la droga circula con gran facilidad. Porque alguien provee de un arma a un chico y lo manda a delinquir. Hay más respuestas habituales y todas y cada una de ellas son respuestas hipotéticas, revisables, discutibles, acertadas en parte, erróneas en igual medida, parciales en todo caso, pero no desatendibles.

Casi siempre faltan, sin embargo, otras hipótesis tendientes a explicar lo que nos pasa y, a partir de ellas, quizá, contribuir al esbozo de una solución. Casi siempre se omite, por ejemplo, la dimensión comparativa del problema, que nos llevaría a preguntarnos cuál es la situación de inseguridad en otras grandes ciudades del mundo y de qué modo en cada lugar tratan de solucionar el problema.

Tampoco se observa demasiado el tipo de cultura dentro de la cual nos movemos, una cultura que propone a gritos la facilidad ilusoria del consumo, y nos ha hecho creer que es fácil acceder a la riqueza y que nada en el mundo nos obliga a controlar nuestra codicia y a limar nuestras ambiciones, porque esos anhelos y actitudes son cosas naturales, fuera de toda cuestión.

Hoy, como nunca antes en la historia de la humanidad, se vive en la sociedad del deseo, en la sociedad donde se compite hasta la destrucción del adversario y donde se premian o aclaman los ardides menos éticos. Pero, naturalmente, este análisis no aporta soluciones inmediatas y es básicamente incómodo, porque no separa claramente a los buenos de los malos, a los amigos de los enemigos ni a los pobres de los ricos; y es más sencillo, sin duda, recurrir a actitudes polarizadas y sin mayores matices.

Sin embargo, el impacto global sobre nuestra cultura es parte sustancial del problema, sin ser su excusa; y valdría la pena tenerlo en cuenta a la hora de pensar -si se piensa- en recomponer una sociedad políticamente fragmentada y dañada en sus fundamentos culturales, ya que parece apoyarse sobre modelos falsos o endebles, cuando no directamente malsanos.

El autor es periodista y escritor. Su último libro es La costa bárbara.

domingo, 26 de abril de 2009

- CINE ESPAÑOL -





Fundidos a negro


LA CRUZ DE ALMODOVAR


Dos iconos del género



Son los dos rostros más internacionales del cine español. Almodóvar vuelve con su musa, Penélope Cruz, la primera española en ganar un Oscar. 'Los abrazos rotos' es su incursión en el género negro. El director nos descubre los secretos -y los dolores- que se esconden detrás de este canto al amor loco.

Los abrazos rotos es su película número 17 y una de las más complejas de su filmografía. "Un drama seco", dice el director. "Aquí, los personajes ya han llorado lo que tenían que llorar, pero fue antes de que empezara la película". Amor loco a tres y cuatro bandas. Y en el eje, Penélope Cruz en su primer estreno tras obtener, el 22 de febrero, el Oscar a la mejor actriz de reparto. Ella es Lena, de la que están locamente enamorados su marido, el magnate Ernesto Martel (José Luis Gómez), y el cineasta Mateo Blanco (Lluís Homar), alias Harry Cane. Entre ellos, un pasado reducido a un puzzle de pedazos rotos que se esconde en un cajón que sólo conoce Judith (Blanca Portillo).





En su despacho de El Deseo, el director da el visto bueno al cartel definitivo del filme (un guiño sutil a Warhol en el rostro dramático de la omnipresente Penélope Cruz), estrena un jersey de Hermès verde manzana y bebe un café americano. Por delante, casi dos horas de conversación en las que habla de sus migrañas (oscuro dolor donde nació esta nueva película), del futuro del cine, de la España del pelotazo, de su amiga y musa Blanca Sánchez (fallecida hace un año) y de la parálisis de la fama: "Suena extraño, pero ya no puedo pararme en la calle".
La película nace de unos dolores de cabeza terribles, algo de lo que no le gusta hablar demasiado.

Lo que no me gusta es quejarme. Mis dolores de cabeza vienen de lejos, pero la cosa empeoró en la gira de promoción de Volver, en 2006. Casi todos los días los padecía; los combatía con un cóctel de analgésicos que me traían de Argentina que se llama Migral. Según me enteré después, si abusas, y yo abusaba, tiene el efecto contrario: produce cronicidad.

¿Cómo se manifiestan esos dolores? Los dolores de tipo migrañoso se anuncian antes de irrumpir de manera irrefrenable; por eso hay que tomar el analgésico cuando empiezas a sentir, de modo casi imperceptible pero con claridad, que el dolor está llegando. A esta sensación premonitoria, cada paciente le da un nombre distinto; yo le llamo "rumor". Y es infalible; lo he comprobado en múltiples ocasiones en que he esperado para ver cómo se desarrollaba el dolor.

A veces te invade en media hora, a veces tarda dos o tres. No tiene nada que ver con las jaquecas o cefaleas, es como comparar un boquerón con un tiburón. La migraña aparece en la parte posterior de la cabeza, en la base de los occipitales, y se extiende por los lados, a veces con una intensidad insoportable. Cuando es muy intensa, incluso cuando es de intensidad media, no soportas la luz, por lo que desaparece la posibilidad de ver la televisión, el ordenador, o simplemente leer. Y, por supuesto, escribir. Tampoco te permite charlar. Tu sensibilidad está absolutamente dominada por el dolor. No existe nada más.
El personaje del cineasta ciego, interpretado por Lluís Homar, nace de este dolor, de esa ceguera.

La migraña es una enfermedad misteriosa.

Son tantas las causas que la provocan y dependen de tantas circunstancias que acertar es poco menos que casual. Poco a poco me fui acostumbrando a la idea de que mis problemas no tendrían una solución inmediata. En el silencio y en la oscuridad, sin darme cuenta, empecé a imaginar situaciones y personajes. Así apareció Mateo Blanco, en ese momento claramente mi álter ego, un director de cine que vive en la oscuridad. Ciego. Empecé a tomar notas a lápiz en la habitación. Es interesante descubrir que el dolor no anula la imaginación. Al final de 2007 noté una ligera mejoría. Sin darme cuenta, me encontré con que había terminado el guión de Los abrazos rotos.

La fotofobia derivada de las migrañas, ¿no fue un problema a la hora de rodar?
Soporté la fotofobia ante los mil kilovatios con los que el director de fotografía Rodrigo Prieto había decidido achicharrarnos. Me protegía con gafas negras y sombreros, con lo mal que me sientan, intentando todo el tiempo que no me llegara la luz. Mi vida ha estado siempre llena de paradojas, desde mi más tierna infancia. No me parecía extraño padecer fotofobia y a la vez trabajar con la luz. Porque el cine es luz. Ya se lo dijo Joseph von Sternberg a Marlene Dietrich antes de que ella se entregara a una dieta devastadora para ofrecerle el rostro más anguloso posible a su creador. Sternberg la convenció de que no se sacrificara, que esos ángulos que la harían inmortal los crearía él con la luz. ¡Y vamos si lo consiguió! Sólo interrumpí un día el rodaje por un dolor insoportable, y lo corté cuando quedaban dos horas para terminar la jornada. Lo cual me demuestra que de momento la mejor terapia para mí es rodar. Es lo que debería seguir haciendo. Octubre, noviembre y diciembre pasados, sin embargo, han sido meses muy malos. Ha sido una posproducción muy dura.
Uno de los personajes principales es un millonario, un magnate que se hace productor de cine para concederle a su mujer el capricho de ser actriz. Es un prototipo de la 'cultura del pelotazo'.





¡Hay tantos magnates que han pagado películas a sus queridas! Mi experiencia con hombres poderosos, esos ricos que se meten a hacer cine, ha sido nefasta. Pero no deja de parecerme conmovedor que desde Ciudadano Kane hasta hoy en día sigan existiendo esos hombres, diletantes, amantes del arte pero básicamente muy catetos, capaces de pagar el capricho de ser actriz a una mujer si con eso consiguen retenerla a su lado. Son hombres que se condenan a un doble fracaso: primero, porque la persona a la que aman no tiene talento, y segundo, porque esa persona se irá igualmente de su lado. En Los abrazos rotos, al personaje de Penélope no le basta con vivir en un palacio atada a cadenas de oro. En este caso, además de actriz, es buena, y tiene escrúpulos. De todas formas, aunque los personajes puedan estar inspirados en personas que yo he conocido, no se trata de cine terapéutico, ni de revancha, ni de ajuste de cuentas con nada ni con nadie. Ni siquiera una película tan anticlerical como La mala educación era antirreligiosa.
Esa España del pelotazo en la que transcurre parte de la trama de 'Los abrazos rotos' parece que está otra vez de actualidad.

Es que nunca se fue. Es increíble cómo se repiten estos tipos, y lo que más me sorprende es que no se hayan hecho más películas sobre ellos. En otros países, como Italia, ya habría varias. Aunque a mí lo que me interesa es la magnitud de los sentimientos de estos hombres.
Sentimientos que giran alrededor del personaje de Penélope Cruz, en un papel que probablemente es el más maduro de su carrera.

Es un papel que teóricamente no le va y por eso le ha costado mucho, pero a la vez es la ocasión en la que muestra más versatilidad, y yo no puedo estar más contento. De alguna manera quería forzarla a un registro nuevo, al de esa heroína del noir que tanto me gusta. Ella es joven para entender del todo a este tipo de mujer, una mujer de 38 años muy baqueteada, que por su belleza ha caído en muchas trampas. Una mujer que siempre quiso ser actriz pero no tuvo suerte, que trabaja de secretaria, y de prostituta de vez en cuando, pero que no le interesa medrar, que no es la arribista que quiere ligarse al jefe. Es un ángel caído, una mujer endurecida por su trayectoria. Y eso era complejo para Penélope, porque está muy lejos de ella que ahora mismo explota vitalidad y de las relaciones que ha podido tener. Penélope ha sufrido, claro, pero no ha estado en contacto con algo tan tremendo como el personaje. Pero yo estaba seguro de que podía hacerlo y ella confía enormemente en mí. Creo que, además, en este momento, después de demostrar lo gran comedianta que es en la película de Woody Allen, le viene muy bien este personaje.

Es un personaje muy triste.

Sí, y a mí me daba mucha pena, porque no podía hacer nada para salvarla. No sé, cuando escribes hay muchas cosas que no se pueden decidir. Y ésa era una de ellas. Penélope, además, se mueve perfectamente por las distintas etapas del personaje. Da perfecta como chica pop vestida de Pierre Cardin, y después con ese Chanel maravilloso de cadenas doradas, y con ese otro, de 1994, ¡tan de nueva rica!
El año 2008 ha sido muy malo para el cine español. En 2009 se prevén cifras mejores gracias a este estreno, el de Alejandro Amenábar, el de Isabel Coixet, Fernando Trueba...

Los primeros datos de 2009 están siendo muy distintos a los de 2008. Se ha medido la tendencia en enero y febrero, y la taquilla del cine está subiendo, así que las cifras mejorarán, y no es porque vayamos a estrenar Amenábar, Trueba, Sánchez Arévalo o yo. La crisis está afectando positivamente al cine. La gente deja de ir a cenar, pero quiere seguir saliendo a la calle, y el cine es un entretenimiento asequible, bueno para estos tiempos. Sobre la bajada de espectadores, creo que la piratería tiene muchísimo que ver. Sin duda. Vivimos en un cambio muy fuerte en todo lo relacionado con el consumo de imágenes y sólo hay una salida: estructurar ese consumo. Yo no creo que el cine en la sala esté muerto, como no creo que estén muertos los periódicos, algo que también se está diciendo ahora. Yo no me voy a una cafetería a leer el periódico con mi ordenador, y como yo, mucha gente. Hay muchas cosas paradójicas, como la de que veo mucho mejor las películas en mi televisión de plasma que en una sala de cine, y eso me da escalofríos, porque a mí lo que me gusta es ir al cine, sentarme con otras personas que no conozco. Las nuevas tecnologías dan una calidad extrema para ver el cine en casa, pero, a la vez, esas mismas tecnologías y la cantidad de posibles ventanas están maleducando el gusto de los jóvenes y han degradado el producto cinematográfico, de igual manera que lo han degradado en la música los iPods.

Esta película es una historia de amor loco a tres bandas, o incluso a cuatro, pero usted incluye una secuencia de 'Viaje a Italia (Te querré siempre)', de Rossellini, en la que Ingrid Bergman no puede estar más lejos de ese tipo de amor, una mujer que al contemplar a una pareja que ha muerto carbonizada y abrazada, piensa en el deterioro y la mezquindad de su propio matrimonio.

Hay dos emociones en esa escena que me interesan. Una es la de Ingrid Bergman al ver que su matrimonio no se parece en nada a esa pareja carbonizada por la lava del volcán; esa emoción coincide con Magdalena / Penélope al ver a una pareja a la que la muerte ha sorprendido durmiendo juntos y abrazados. Y luego está la de Lluís Homar, que quiere congelar en una foto ese abrazo suyo con Penélope y cuya voz también nos recuerda su deseo no cumplido de morir abrazado a ella. Frente a todo esto, lo que subyace en esta película es la mala suerte, una mala fortuna que contagia a todos los personajes, aunque recae especialmente en ella. Pese a todo, creo que es una de las películas que he hecho con final más feliz.
Y ahí entra el cine, con su capacidad redentora. El cine lo ordena todo y también lo cura todo. Quizá el gran amor de esta película es ése: el cine.

El cine es una pasión irracional, todo mi cine está impregnado de cine y el cine es para mí la realidad. Toda la película es un canto de amor a esta profesión, que es algo más que un trabajo: es una forma de vida. Pero eso no estaba cuando escribí el guión, eso surgió poco a poco. Las intenciones no siempre están desde el principio, van saliendo. Y sí, siento que es la primera vez que hago una declaración tan expresa de amor al cine; no con una secuencia en concreto, sino con toda una película. Huston rodó Los muertos en una silla de ruedas y enganchado a un catéter. Ésa no es una imagen patética, sino armónica, de gran belleza. Yo me veo exactamente así a su edad.

'Los abrazos rotos' es un drama con tintes negros. Un género que ya tocó en 'Carne trémula' y luego en 'La mala educación'. ¿Por qué esa fascinación por este género?
En mi madurez me he ido interesando por los géneros, y uno me ha llevado a otro. Por ejemplo, jamás vi un western de pequeño y sin embargo me ha ido interesando más y más hasta convertirse en uno de mis géneros favoritos. Y no hago uno porque no se me ocurre.

Tenía una idea -sobre dos vaqueros homosexuales-, pero luego se la pisaron.
[Risas]. Bueno, bueno, ésa es otra historia. El caso es que el drama y el melodrama siempre me han gustado, desde muy joven. Y al cine negro llego precisamente desde ahí. El cine negro es drama con un poquito más de oscuridad, con alguna pistola y algún muerto. Cuando el drama y el noir se pisan, conviven perfectamente y el drama se convierte en algo muy duro. El género negro se permite tener sentimientos. Yo siempre cito Que el cielo la juzgue, de John M. Stahl, como la unión perfecta del melodrama con el thriller, y la convivencia de esos dos géneros me parece terriblemente atractiva, como director y como espectador.
Pero habría que sumar un tercer género: la comedia. Porque en la película hay al menos dos escenas, la de la lectura de labios de Lola Dueñas y la final de Carmen Machi, que son pura comedia.

Es que el thriller admite mucha ironía; lo que admite menos es la carga sentimental. Pero Laura es una gran historia de amor, como lo es Retorno al pasado. No hay mayor historia de amor que la de ese hombre que interpreta Robert Mitchum. Me encanta ese thriller que no sólo no evita los sentimientos, sino que los hace aún más patentes y rotundos. Me encantaría, además, que hubiera canciones, que también las hay en el thriller, y que yo espero incluir algún día. Viendo los grandes noir de John Huston o de Howard Hawks, los diálogos son pura ironía, los de ellos y los de ellas.

Para mí, El halcón maltés es alta comedia. ¡Con esa mujer, Mary Astor, que miente cada vez que abre la boca! Así que claro que el thriller admite el humor. Por eso, yo recurro a esa lectora de labios que interpreta Lola Dueñas y me permito el humor.
Se supone que debería ser uno de los momentos más dramáticos de la película.
La idea me vino de la boda de nuestros príncipes doña Leticia y don Felipe y de una idea que tuvo una canal de televisión, creo que Tele 5, de leerles los labios durante la ceremonia. Fue ese gran momento, cuando estaban en el punto álgido del sacramento, en el que ella le dijo a él: "Es todo tan hermoso". A partir de ese momento, yo me dije que la persona que había leído los labios se merecía un personaje en alguna de mis películas. Y así surgió la idea. Luego se ha utilizado mucho, en entrenamientos de fútbol o entre políticos, pero a mí me impresionó mucho aquella vez de la boda por lo tópico de la frase. Recuerdo que cuando ensayé, en este mismo despacho, la escena por primera vez, José Luis [Gómez] se cabreó mucho porque se estaba dando cuenta de que Lola le robaba la escena.

José Luis Gómez interpreta a ese magnate enamorado de Lena (Penélope Cruz) y es el padre de Ray X (Rubén Ochandiano). La película habla mucho de paternidades conflictivas, incluso el personaje que interpreta Lluís Homar relata el caso, recientemente conocido, de Arthur Miller y su hijo secreto Daniel.

La historia del hijo de Arthur Miller, como la del hijo de Heming-way, me sirve para hablar de esos padres enormes que aplastan a sus hijos. En la creación del personaje de Ray X hay ecos de la historia de Hemingway y su hijo Gregory, al que le gustaban de niño el contacto de la seda y el tafetán, y que después de beber más que el padre, cazar elefantes más grandes que los que él cazaba y tener más hijos de los que el escritor tuvo, acabó cambiándose de sexo cuando tenía casi 60 años, 15 después de que su padre muriera. La historia del hijo de Arthur Miller también me parece terrible, ese niño con síndrome de Down al que nunca quiso ver y que años más tarde se acerca a su padre, después de una conferencia, para presentarse. Es sobrecogedor.

En la película hay un homenaje explícito a casi todas las 'chicas Almodóvar': Chus Lampreave, Kiti Manver, Mariola Fuentes, Lola Dueñas, Blanca Portillo y, por supuesto, Penélope Cruz. Usted dice que la mayor parte de los papeles femeninos que ha escrito son una mezcla de su madre y sus vecinas de La Mancha, con Holly Golightly, la Giulietta Masina de 'La strada' y la Shirley MacLaine de 'El apartamento'.

Falta una, Blanca Sánchez, que ha fallecido recientemente y de la que, por pudor, he hablado poco. En realidad, mi gran fuente de inspiración han sido mi madre y sus vecinas, y Blanca. Ella representaba a todas esas mujeres modernas y urbanitas, echadas para adelante, sin prejuicios y enormemente vitales. Cinematográficamente añadiría a la Gena Rowlands de Opening nights y a Romy Schneider, a la que le hago un pequeño homenaje en la película. Pero Blanca era más del tipo Holly Golightly, sin ser prostituta, claro.

¿Y cómo era Blanca?

Enormemente sofisticada y moderna, y, a la vez, terriblemente ingenua para el amor. Ella representa a esas mujeres listísimas que se desenvuelven por igual en todos los ambientes, de los más altos a los más bajos. Recuerdo que Blanca se compró en Londres todos los modelos que lucía Cecilia en Laberinto de pasiones y rodamos Pepi, Luci, Bom... en su casa. Ella me inspiraba tantas cosas... Era una chica finísima, muy culta, de muy buena familia; sabía muchísimo de arte, y gracias a ella, la galería Vijande montó la exposición de Andy Warhol.

¿Ella inspiró a la Candela (María Barranco) de 'Mujeres...', ¿no?

Sí. Yo no pude poner la verdad, que los chiíes (algo que con el tiempo casi ha resultado más acertado) habían sido terroristas etarras. Pero sí, ella se enamoró de un hombre sin saber que era un terrorista y que la estaba utilizando. Él metió a otros etarras en su casa, porque Blanca era generosísima, y allí prepararon sin ella saberlo un asalto a la cárcel de Carabanchel para liberar a otros presos. Aquello le costó a Blanca, que era inocente, nueve meses de cárcel.

Cuando salió, ya nunca fue la misma. Yo iba a visitarla y volvía hundido. Pero lo increíble era su ingenuidad para el amor. Cuando se destapó lo de los etarras, lo que ella no podía entender, y lo que la destrozó, era que aquel hombre no hubiese confiado en ella, le daba igual todo lo demás. Lo que le dolía era que su amante no había tenido la confianza suficiente como para decirle en la cama la verdad. Yo no daba crédito y le decía: "Pero Blanca, mujer, que era un etarra". Aquello cambió de manera radical su relación con los hombres y la cárcel la marcó. Recuerdo que antes de entregarse al juez me llamó por teléfono para que sacara de la casa, de mi vieja habitación, porque yo viví bastante tiempo con ella, las cajas y cajas de turrones y chocolates que los etarras habían comprado para llevarse por Navidad. Ella sólo me decía que no me preocupara por ella, pero que, por favor, sacara todo aquello de su casa. Lo absurdo, esas paradojas que me pasan en la vida, es que yo, que no sabía qué hacer con aquel arsenal de dulces navideños, se los di a mi cuñado, que era guardia civil y que se pasó las navidades papeándose los turrones y chocolates que habían comprado los etarras.

¿Por qué era una amistad tan fuerte?

Pues porque ella era más consciente de mí mismo que yo. Tenía una fe ciega en mí. En una entrevista, el guionista de Mujeres de-sesperadas decía que si en la vida conoces a fondo a una mujer, a una sola mujer, puedes escribir sobre mujeres toda tu vida. Pues yo a Blanca la conocí al cien por cien, y por eso tantas, tantísimas veces, mi referencia ha sido ella. Su generosidad sin límites, su inteligencia, su capacidad para arriesgarse en la vida, su enorme discreción, ella nunca alardeó de nuestra amistad...

Alguna vez se ha quejado de cómo la fama ha modificado su relación con el mundo.
La fama me afecta en el sentido de que no me puedo quedar quieto en la calle. Si tengo una cita con alguien, no puedo esperar en ningún sitio. A mí no me importa hablar con la gente que se me acerca por la calle, pero no puedo con las fotografías de los móviles; ése es el peor invento que existe. Yo ya he renunciado hace tiempo a manifestarme tal y como soy en la calle o en el bar. No poder llorar si tienes un problema... Es sin duda una pérdida enorme. La única costumbre con la que no he roto es la de ir dos o tres veces por semana al cine. Pero apenas voy a bares, sobre todo por lo de las migrañas, no porque me falten ganas de salir, que no me faltan.

Por cierto, ¿ahora cómo va esa cabeza?

Un misterio. Los neurólogos no acaban de ver bien el origen, así que sólo me falta acudir a la santería y, desde luego, estoy dispuesto a hacerlo. Pero es que, además, junto a las migrañas, tengo ahora otra dolencia que es directamente de ciencia-ficción: tengo pitidos que son como niños gimiendo en mi pecho; se llama broncoespasmo. Y otra más que se llama acúfenos o tinnitus, y que es un pitido muy intenso que al parecer no existe y que genera tu cerebro. Yo, encima, lo tengo en el oído bueno y es como una chicharra agudísima que te impide escuchar al de al lado. No son dolencias orgánicas, ni psicosomáticas; son muy misteriosas y, desde luego, te pueden fastidiar directamente la vida. Aunque yo, al menos, espero sacarles partido y ponérselas algún día a otro personaje, a algún tipo realmente malvado, uno de esos cuyo organismo se rebela.
'Los abrazos rotos' se estrena en España el 18 de marzo.

'PE' Y OSCAR

Penélope Cruz se trae de Los Ángeles a España un Oscar en la maleta gracias al personaje de María Elena, esa histérica racial de la película de Woody Allen Vicky Cristina Barcelona. Es el final de un trayecto que empezó hace casi un año en el Festival de Cannes, donde la prensa francesa resumió el impacto de la comedia con el titular Olé, olé, Penélope.Antes de zambullirse en la gira de promoción de su nueva película con Almodóvar, y después de terminar el rodaje del musical Nine con Daniel Day-Lewis, Nicole Kidman y Sophia Loren, a las órdenes de Rob Marshall, la actriz se ha tomado unas pequeñas vacaciones en Los Ángeles.





Tengo que descansar y asimilar todo lo que ha ocurrido este año, reconoce. Separar unas cosas de otras y ordenarlo todo en mi cabeza. Almodóvar le da un consejo: Deberías tomar nota de todo lo que te está ocurriendo, apuntar los detalles, los recuerdos. Te gustará mucho leerlo dentro de 20 años. La actriz asiente con la cabeza, aunque dice que sólo le quedan fuerzas para moverse con su bolsa de medicamentos de homeopatía. Ahora quiero ponerme unas sandalias y caminar sin tacones durante un tiempo. Y respirar, respirar hasta empezar otra vez. Ese empezar otra vez es la promoción de Los abrazos rotos.

Su personaje, Lena, es complejo y difícil, una superviviente, una mujer con una sombra fatal encima de su cabeza, dice ella. Los abrazos rotos es película valiente, y yo me muevo en tantos registros diferentes que a veces llegaba al rodaje con demasiada información en la cabeza y Pedro me pedía que me olvidara de toda esa información. A veces me bloqueaba. La actriz dice para ella que una película de Almodóvar no es una película, es una etapa de mi vida, una paso adelante, una oportunidad nueva para crecer.

sábado, 25 de abril de 2009

- EL HUMOR -



Congreso Argentino de Psiquiatría


Se realiza esta semana en Mar del Plata

El humor como herramienta de cambio

Su inclusión dentro de las técnicas psicodramáticas permite abordar problemas, como fobias sociales o miedo a los exámenes

Noticias de Ciencia/Salud
Tesy De Biase
Para LA NACION


Desdramatiza y desinhibe. Llega hasta el corazón doloroso de una verdad y la desnuda con una sencillez asombrosa. Bajo el efecto de la risa, el dolor duele menos. Aunque la realidad siga ahí, inmutable, se hace menos duro abordarla cuando la mirada es más optimista.

A veces es una estrategia negadora y defensiva, que permite evadirse de situaciones que angustian. Pero el humor inteligente y audaz no duda en aceptar el conflicto, ayudando a enfrentarlo sin tanta solemnidad. Y el conflicto se ablanda.

Con la idea de demostrar el valor del humor como herramienta terapéutica, un equipo del Centro Argentino de Psicodrama Psicoanalítico participó esta semana en el V Congreso Argentino de Psiquiatría, que se realiza en Mar del Plata. Bajo la consigna de humanizar la psiquiatría, la doctora Nélida Sakalik, directora de la institución, coordinó las presentaciones.

"Con técnicas psicodramáticas que incluyen la comicidad es más fácil aceptar los problemas e iniciar un cambio personal que facilita el inevitable proceso de enfrentarlos -dice Sakalik-. En los grupos terapéuticos los pacientes adquieren herramientas para resolver lo que se puede resolver y asumir aquello que es inmodificable."

El psicodrama tiene un poder terapéutico similar a la escritura: permite reescribir las historias y construir universos a medida de las necesidades emocionales de cada paciente.

"Mediante juegos dramáticos, cada integrante de un grupo recupera recuerdos positivos, las huellas que distintas vivencias gratificantes fueron dejando en su psiquismo. Si esas huellas no aparecen, porque todo es visto desde una mirada oscura y pesimista, lo inducimos a las crearlas. Construimos un camino más transitable, las huellas por donde seguir caminando con menos sufrimiento", explica Sakalik.

Se trata de un juego que, en el acto mismo de jugarlo, deja de serlo, porque adquiere la consistencia de una realidad. De hecho, hace tiempo que la neurobiología descubrió la capacidad humana para engañar a su propio sistema nervioso, que en un punto es incapaz de discriminar entre realidad y ficción. En ocasiones basta una visualización o ensoñación dirigida para provocar efectos específicos sobre el organismo. El psiquismo al parecer también es capaz de incorporar como real construcciones imaginarias, haciendo posible la génesis de un mundo interno más contenedor y habitable.

Pero a no confundir. La realidad existe: es "la roca viva" -al decir de Sigmund Freud-, el punto límite sobre el que uno no tiene poder de acción. La cuestión no es construir una realidad paralela. El desafío es aceptar la existencia de esa roca como límite, pero sin quedarse en ella como si fuese un único árbol, sino animarse a entrar en las múltiples posibilidades que ofrece el bosque. Y hacer un nuevo camino al andar.

El proceso terapéutico se juega entonces en las dos direcciones: "Por un lado a aceptar que la vida es lo que es y que estamos en ella de paso. Pero esto es, justamente, lo que nos lleva a encarar una forma de vida que nos permita aprovechar cada día, que es irrepetible", expresa la psicodramatista. La propuesta es el cambio interior y la acción exterior.

El psicodrama con humor, tal como lo define Sakalik, es un modelo terapéutico grupal particularmente eficaz para vencer múltiples inhibiciones, como el miedo que impide rendir un examen, el temor a enfrentar una entrevista de trabajo o fobias sociales que imposibilitan el encuentro con otros.

¿Cómo funciona? Un integrante del grupo presenta una situación personal conflictiva. Selecciona a los compañeros del grupo que lo ayudarán a dramatizar esa situación, es decir que el conflicto no solo es verbalizado sino actuado. Posteriormente el coordinador del grupo dispone diversas consignas para facilitar la elaboración del conflicto, por ejemplo relatar historias disparadas por la escena dramatizada, que contengan algún dato humorístico.

Aquello que aparecía como una situación sin salida, que bloqueaba al paciente haciéndolo sentir encarcelado, empieza a fluir. Los participantes construyen una trama de miradas que van configurando un amplio rompecabezas de múltiples alternativas. El hecho inicial se transforma y descubre distintas formas de pensarlo y resolverlo.

Como cierre, cada integrante cuanta cómo resonó en sí mismo la escena dramatizada y las versiones construidas por sus compañeros. El terapeuta hace señalamientos y, entre todos, buscan la verdad que emerge de la dramatización.

Una de las consignas es evitar las interpretaciones duras y los enjuiciamientos. "Cuando te dicen algo de forma desalmidonada y bajo la forma de un chiste, se llega a la verdad, por dolorosa que ésta sea, pero permitiendo que ésta sea más digerible."

"Muchos de mis pacientes me preguntan si les hablo en serio o en broma -comenta la licenciada Patricia Reyno, terapista ocupacional y psicodramatista-. Y yo les contesto que siempre hablo en serio pero con humor. Porque el humor sorprende, aliviana, acerca y distiende."

Pero el final feliz no llega con la verdad. Para que un tratamiento sea eficaz tiene que incluir el pasaje a la acción, es decir que las herramientas aprendidas dentro del tejido protector del grupo terapéutico tienen que ser eficaces afuera, en el bosque. "El secreto no está en analizar lo que nos pasa sino en conseguir los recursos personales para resolver lo que nos pasa", dice Sakalik.

El espacio psicodramático es un laboratorio vivencial que fomenta la creatividad, abre la mirada, enseña a aceptarse y descongela la acción. Sumado al humor, su brújula terapéutica responde a una suerte de modelo matemático: ayuda a cambiar de signo, al convertir lo negativo en positivo.

viernes, 24 de abril de 2009

- INGENIEROS -




José Ingenieros



UN RECORDADO PROHOMBRE DE NUESTRA CIUDAD




Nace un 24 de abril de 1877, en Palermo, Italia y muere un 31 de octubre de 1925 en la ciudad de Buenos Aires.
Su nombre original fue Giuseppe Ingegneri.





Fue médico, psiquiatra, psicólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino. Su libro "Evolución de las ideas argentinas" marcó rumbos en el entendimiento del desarrollo histórico de Argentina como nación.

Se destacó por su influencia entre los estudiantes que protagonizaron la Reforma Universitaria de 1918.





En 1892, ya habiendo finalizado sus estudios secundarios, fundó el periódico La Reforma y un año después, 1893, ingresó como alumno a la Facultad de Medicina de Buenos Aires, de la que se recibió en 1897 de farmacéutico y en 1900 de médico con su tesis Simulación en la lucha por la vida.





En 1903 la Academia Nacional de Medicina lo premió por Simulación de la locura (secuela de su tesis editada en libro). Fue nombrado Jefe de la Clínica de Enfermedades Nerviosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y en 1904 ganó la suplencia de la Cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía y Letras.





Se convirtió en un destacado miembro de la Cátedra de Neurología a cargo de José María Ramos Mejía y en el Servicio de Observación de Alienados de la Policía de la Capital, del cual llegó a ser su director.





Entre 1902-1913 dirigió los archivos de Psiquiatría y Criminología y se hizo cargo del Instituto de Criminología de la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires, alternando su trabajo con conferencias en universidades europeas.





En 1908 ganó la Cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ese año fundó la Sociedad de Psicología.

En 1909 fue elegido Presidente de la Sociedad Médica Argentina y nombrado Delegado Argentino del Congreso Científico Internacional de Buenos Aires. Completó sus estudios científicos en las universidades de París, Ginebra, Lausana y Heidelberg.





Sus ensayos sociológicos, El Hombre Mediocre y ensayos críticos y políticos, como Al margen de la ciencia, Hacia una moral sin dogmas, Las Fuerzas Morales, Evolución de las ideas argentinas y Los tiempos nuevos tuvieron un gran impacto en la enseñanza a nivel universitario en Argentina y obtuvieron una gran adhesión moral entre la juventud latinoamericana.





Además de dirigir su periódico bimestral, "Seminario de Filosofía", mezcló su pasión por la ciencia con una ética social acentuada. En sus múltiples actividades demostró una capacidad y penetración notorias, siendo considerado un intelectual de peso en su tiempo.

Durante la Reforma Universitaria iniciada en 1918 fue elegido Vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras, con amplio apoyo del movimiento estudiantil.





En 1914 José Ingenieros se casa con Eva Rutenberg en Lausana, Suiza; aunque el noviazgo se había iniciado en Buenos Aires. Del matrimonio nacieron cuatro hijos, Delia, Amalia, Julio y Cecilia. Su mujer Eva Rutenberg lo sobrevivió por 30 años, en tanto que su hija menor Cecilia falleció en 1995 y la mayor Delia en 1996.





En 1919 renunció a todos los cargos docentes y comenzó hacia 1920 su etapa de lucha política, participando de manera activa en favor del grupo progresista "Claridad", de tendencia comunista.

En 1922 propuso la formación de la "Unión Latinoamericana", un organismo de lucha contra el imperialismo que difundió continentalmente las ideas antiimperialistas.

En 1925, a pocos meses de su muerte, creó el mensuario "Renovación" en contra del imperialismo, firmando con los pseudónimos de Julio Barreda Lynch y de Raúl H. Cisneros.





Al paso del tiempo discrepó con las posturas del socialismo de Estado y empezó a colaborar con periódicos anarquistas, llegando a ser abiertamente un simpatizante del anarquismo, varias de sus obras literarias reflejan este acercamiento. Esto se debió en parte a la influencia de criminólogo italiano Pietro Gori.

Murió relativamente joven, el 31 de octubre de 1925, a los 48 años.

Ingenieros fue un representante destacado del pensamiento positivista, sobre todo en sus primeros años. También fue uno de los fundadores del socialismo en Argentina, aunque no participó orgánicamente en la actividad partidaria.

A partir de la década del 10 comenzó a profundizar una línea de pensamiento más relacionada con los aspectos morales y políticos, aspectos ambos que Ingenieros veía íntimamente relacionados, inspirando a la juventud latinoamericana que realizó la Reforma Universitaria desde 1918 y lo nombró Maestro de la Juventud de América Latina.

Sus desarrollos sobre la identidad latinoamericana y el antiimperialismo tuvieron gran influencia sobre varias generaciones del continente.


Publicaciones


La simulación en la lucha por la vida
Simulación de la locura
La psicopatología en el arte
Histeria y sugestión
Crónicas de viaje
El lenguaje musical
Criminología
Sociología Argentina
Principios de psicología
El hombre mediocre (libro)
Hacia una moral sin dogmas
La locura en la Argentina
La evolución de las ideas argentinas (5 tomos)
Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía
Las doctrinas de Ameghino
Los tiempos nuevos
Emilio Boutroux y la filosofía francesa
La cultura filosófica en España
Las fuerzas morales
Tratado del amor /em
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miércoles, 22 de abril de 2009

- GAIA -




Día Mundial del Planeta Tierra

Gaia


Alina Diaconu
Para LA NACION
Noticias de Opinión


¡Haremos la ronda infinita,
la iremos al bosque a trenzar,
la haremos al pie de los montes
y en todas las playas del mar!


Gabriela Mistral


Hoy es el Día del Planeta Tierra. En verdad, como suele decirse del Día de la Madre, el Día de la Tierra debería ser todos los días. La Tierra es nuestra madre primigenia, tantas veces ignorada, abandonada y dañada.

Hablar de la Tierra es hablar del medio ambiente en que todos respiramos, vivimos, soñamos, construimos, amamos, mientras estamos aquí. Pero ¿cuán conscientes somos de ello? Por fortuna no son pocos los esfuerzos que desde varias organizaciones e iniciativas privadas se hacen para que paremos de ser -quienes habitamos el planeta- los terribles depredadores en que nos hemos convertido.

El año 2008 fue declarado por la Unesco el Año Internacional del Planeta Tierra, con el lema "La ciencia de la Tierra al servicio de la sociedad". La meta de la convocatoria era "construir sociedades más saludables, prósperas y exentas de riesgos gracias a la utilización eficaz de los conocimientos de unos 400.000 especialistas en ciencias que hay actualmente en esta Tierra".

Ya en los años 80, el físico y químico Ilya Prigogine (Moscú, 1917 - Bruselas, 2003), premio Nobel de Química, manifestaba que "la ciencia debe unir al hombre con el Universo", que el papel de la ciencia era el de encontrar esos vínculos. ¿Se están poniendo en práctica esas ideas?

En la reciente Asamblea Internacional Indígena, que tuvo lugar en Brasil dentro de la novena sesión del Foro Social Mundial (FSM), comentada por el comunicador indígena mexicano Genaro Bautista, se pedía una movilización mundial para la defensa y protección de la Madre Tierra "para evitar el suicidio planetario". Se llamaba, además, a todos los pueblos indígenas del mundo y a todos los "pueblos originarios" ("hijos e hijas de la Madre Tierra") "a unirse en esta hora grave y mortal para el planeta".

En otro acto, celebrado el 28 de enero, también en la zona amazónica brasileña, se advirtió sobre el hecho de que "la Amazonia perdió en los últimos tres años 80 millones de hectáreas de selva por actividades de desarrollo no duradero". Nosotros sabemos algo de esto en la zona de Tartagal, donde las recientes inundaciones tuvieron ese mismo origen y, antes de Salta, en otras provincias.

En su artículo titulado Defensa de la Tierra, objetivo de indígenas en FSM , Bautista cuenta que los indígenas enfatizaron "que son los únicos protectores de la naturaleza, que a ellos corresponde combatir la deforestación causada por la agricultura de monocultivos y los grandes proyectos energéticos, mineros, petroleros, en una lucha que ahora se reconoce coincidente con el interés de toda la humanidad ante la amenaza de un cambio climático". Recientemente leíamos una elocuente frase reproducida en un precioso libro dedicado a los amerindios: "Haber nacido como seres humanos en esta tierra nos impone un sagrado deber. Tenemos una responsabilidad sagrada por obra de los dones especiales recibidos, superiores a los de las plantas, los peces, los bosques, las aves y los demás seres vivos del mundo. Hemos de cuidar de todos". (Audrey Shenandoah, indígena onondaga.)

La Tierra está pasando por un gran proceso de transformación. Los problemas que la acosan (que nos acosan) son el agujero en la capa de ozono y el calentamiento de la atmósfera (alrededor de 4ºC), la deforestación, la contaminación de los océanos (con productos no biodegradables), la contaminación creciente del aire (por el aumento de la basura), el incremento demográfico, la fauna con posibilidades de extinción, el derretimiento de los glaciares, la futura escasez de alimentos. Los pronósticos en este sentido son escalofriantes.

En un artículo aparecido en el New Scientist , firmado por Gaia Vince (¡Gaia!)y publicado en este mismo diario, leemos: "Este (el mundo del futuro) será seguramente un mundo mayormente vegetariano: los mares casi no tendrán peces, los moluscos se extinguirán, las aves de corral podrían tener cabida en los límites de las tierras cosechadas, pero no habrá lugar para que pasten los animales". El aumento de la temperatura producirá tormentas, se extenderán los desiertos y subirá el nivel de los océanos. "Sobrevivir con la cantidad actual de seres humanos o incluso aumentarla será posible, pero sólo si empezamos a cooperar como especie para reorganizar radicalmente nuestro mundo", afirma la autora de la nota.

"Para estar realmente a salvo, tendríamos que reducir en un 70% nuestras emisiones de carbono para el año 2015", sugiere el holandés Paul J. Crutzen, otro de los premios Nobel de Química.

Vuelve a nuestra memoria la interesante teoría del científico británico que trabajó en la NASA, James Lovelock. Con la colaboración del escritor William Holding (autor de El Señor de las Moscas ), Lovelock llamó Gaia (nombre de la diosa Tierra) a nuestro planeta. Lo consideraba un único ser viviente, una totalidad trepidante de vida, una entidad autorregulante.

Isaac Asimov expresó así esa concepción de su amigo: "Sí, Gaia, la del ancho seno, eterno e inquebrantable sostén de todas las cosas, la que fue diosa de la Tierra para los antiguos griegos es un organismo vivo. Todo nuestro planeta es un organismo vivo, magníficamente dotado para dar a luz las condiciones medioambientales óptimas para el desarrollo de plantas y animales. (?) Gaia, la Gran Madre, tiene que sufrir las bofetadas de sus propios hijos favoritos, los hombres". Y luego Asimov sintetizó perfectamente la teoría de Lovelock: "Es la idea de que la vida (toda la vida de la Tierra en su conjunto) interacciona y tiene la capacidad de mantener un entorno de manera que sea posible la continuidad de su propia existencia".

Si la hipótesis de Gaia fuera cierta, ¿no será que cualquier acción (positiva o negativa) del ser humano -su huésped pensante- influiría en la totalidad? Se nos ocurre conjeturar, entonces, que no sólo las malas acciones del hombre -en la devastación de la naturaleza, en las guerras y en todo hecho de violencia- afectarían el globo, sino también sus (nuestras) emociones todas, las más íntimas. Cuanto más oscuras sean nuestras reacciones, nuestras pasiones, nuestros sentimientos y resentimientos, cuanto más "contaminantes" nuestras salidas emocionales, más daño se produciría a ese gran cuerpo vivo, sensible, receptivo, impresionable, que sería nuestro planeta.

Y luego, claro, pasaría como con los bumeranes: esas emociones, en su negatividad, en su toxicidad, afectarían al conjunto de la Tierra y a cada uno de nosotros en particular. Por el contrario, si Gaia recibiera aun la más sutil de las vibraciones, y por supuesto todo lo que fuese una actitud positiva, amorosa, compasiva, solidaria, generosa, seguramente se haría eco de esas energías en su intimidad vital y algo cambiaría globalmente.

Esto se ejemplificaría perfectamente con aquel dicho (conocido como "el efecto mariposa") que afirma que cuando una mariposa aletea en China, un huracán se desata en el Caribe. Esta sería la hipersensibilidad de Gaia. La más pequeña perturbación de cualquier índole podría producir un efecto enorme en ese "organismo vivo", sensitivo, que es nuestra Tierra.

Hoy, James Lovelock es pesimista. Cree que los únicos sitios que tendrán suficiente agua en el futuro serán las altas latitudes y que allí se refugiará toda la vida. El resto del mundo "será un gran desierto con algunos pocos oasis".

Quizás estemos a tiempo para revertir las cosas. Los políticos y los empresarios tienen una gran responsabilidad, pero también cada uno de nosotros en su manera de actuar, y en su forma de pensar, de sentir y de manifestarse.

"Ten cuidado cuando hables. Con tus palabras, creas el mundo alrededor de ti." Así reza un adagio de los indios navajos que estaría perfectamente de acuerdo con la hipótesis de Gaia.

También sería afín, entre nosotros, una propuesta de Cristian Frers (especialista argentino en gestión ambiental) que leí en Internet y que sugiere lo siguiente: "Lo más positivo que se puede hacer hoy es plantar un árbol. O una planta en el jardín o en el balcón. Si hoy todos reaccionáramos con una nueva planta o árbol, serían 600 millones de vegetales más en el planeta, y si fuéramos capaces de mantener esta actitud durante todo un año, uno por mes, la Tierra comenzaría nuevamente a respirar, los cánceres de pulmón y de piel disminuirían, en la próxima primavera tendríamos más aves".

Y, para concluir, suena en nuestros oídos aquella inolvidable canción de John Lennon, Imagine , que, en su última parte dice: "Imagínate a todo el mundo, compartiendo el mundo./ Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único./ Espero que algún día te unas a nosotros, y el mundo vivirá como uno".

Parece un himno a Gaia, un llamado a la esperanza.

La última novela de la autora es Avatar, (Ediciones B).

martes, 21 de abril de 2009

- FONDO -




Entre pesadillas e ideales perdidos


Los de abajo


Eduardo Fidanza
Para LA NACION
Noticias de Opinión


Marta mira a lo lejos por la ventana del bar en que estamos conversando y me dice con cierta tristeza: "El peronismo ya no existe y no existirá más". Es una mujer de 40 años, cabeza de una familia con varios adolescentes. Enviudó hace tiempo y debió hacerse cargo de los hijos y las responsabilidades. Muestra buen ánimo a pesar de las dificultades y piensa con lucidez. Le pregunto si cree que Kirchner es peronista: "No", me dice. ¿Y Duhalde? "Tampoco", responde. Ninguno de la larga lista de nombres que le propongo le parece digno de llamarse peronista. Me explica: "Todos los que están ahora son iguales: llevan agua para su molino".

El peronismo de Marta es una reminiscencia. No proviene de su práctica, sino del relato de sus padres y abuelos. Ellos lograron tener casa y trabajo en los tiempos de Perón. "El verdadero peronismo es el de Perón y Evita"; "Es la justicia, el reparto de la riqueza", enfatiza. No ve que nadie represente ahora esos ideales. Sin embargo, adhiere al peronismo y votará por alguna de sus variantes en las próximas elecciones.

Pero la política no es el tema del que más le interesa hablar. Ocupa un lugar secundario en su vida. Otras cuestiones tienen mayor relevancia para ella. "Hay que sacar a los chicos de la calle, porque si están en la calle caen en la droga", repite varias veces. Relata las vicisitudes de una mujer al frente de la casa: la difícil compatibilidad entre el trabajo -es empleada doméstica- y la atención de los hijos, que no deben escapársele de las manos. Describe, con el talento de una artista de la escasez, las técnicas y astucias desplegadas para administrar un presupuesto exiguo.

Diego, que tiene 21 años, escuela primaria completa, y trabaja como personal de limpieza en una gran estación ferroviaria, responde lo mismo que Marta sobre los nombres que le deslizo: "Esos no son peronistas". Sin embargo, rescata la presidencia de Néstor Kirchner. "Muchos consiguieron laburo en esa época", me recuerda. Pero ahora, el panorama cambió: la plata no alcanza; los sueldos están fijos y los alimentos subieron mucho. Esa es su principal preocupación. Y después, la inseguridad: "Viene un pibe de 15 años con un cuchillo y? ¿qué te puede sacar? Unas monedas, un reloj, el celular". Los llama "rateritos"; les teme, pero sabe que pertenecen a su mundo cotidiano: el de las necesidades insatisfechas, el abandono, los chicos que empiezan con el paco a los ocho años. Nadie se lo contó y tampoco puede mirar para otro lado: "Están ahí todo el día, tirados en la estación".

A los 50 años, Angel está desocupado. Cursó hasta tercer año de la escuela secundaria y tuvo que abandonarla para salir a trabajar. No tiene cobertura social ni ingresos regulares y debe sostener a una familia numerosa. Apenas consigue alguna changa de vez en cuando. No viste bien y camina con una leve dificultad. Desde su malestar, me hace una dolorosa confesión: "¿Sabés qué pasa? Nosotros somos los de abajo; por eso nos tratan mal. Te dicen que sos gordo, o que sos morochito o que no es suficiente con la educación que tenés". La segregación que denuncia Angel alcanza a su propia casa. Reside en uno de los barrios estigmatizados del Gran Buenos Aires. "Vivo en Fuerte Apache -dice-, pero cuando busco trabajo pongo la dirección de mi vieja porque, si no, no me toman."

La adversidad parece el común denominador de estas historias, recogidas en zonas pobres del Gran Buenos Aires. Dificultades para conseguir y conservar el trabajo; presupuestos que llegan hasta el día quince; esfuerzos a veces insuficientes para que los hijos menores estudien, eviten las malas compañías, se aparten de la droga. El padecimiento es constante: los viajes son un tormento; la escuela no educa; el hospital da turnos para dentro de seis meses; no existen redes sociales; no se puede dejar la casa sola porque la roban.

Sin embargo, el empeño y la voluntad de tener una vida digna mueve a la mayoría de estos argentinos. Impresionan particularmente las mujeres. Se las ve más dispuestas y dotadas para enfrentar las dificultades cotidianas. Cumplen funciones múltiples: se ocupan de los hijos y aportan a la casa a veces más que sus maridos. El servicio doméstico les ofrece un recurso del que ellos carecen. Muchas mujeres están solas; es notoria la dimisión de los varones a sus responsabilidades familiares. Algunas, las que pueden, se preocupan por estudiar carreras cortas para tener una salida laboral. Y la mayoría es consciente de que la droga les arrebatará a sus hijos en cuanto se descuiden.

De los relatos surge el rostro amargo de un país malogrado y desigual. En lo inmediato, se percibe el daño que les infligió a estos sectores la inflación de los últimos dos años. Si existe una coincidencia, es ésta: todavía hay algo de trabajo, pero el dinero no alcanza para cubrir las necesidades. Esa constatación se convierte en resentimiento cuando lo que la gente experimenta con angustia al ir a comprar comida o remedios, el Gobierno lo niega y falsifica las estadísticas. No entienden del todo por qué lo hace. Responden con sorna, gestos de desagrado y la convicción de que están siendo estafados.

En una perspectiva temporal más extensa, se comprueba que ya no existe la "movilidad social ascendente". Este término significa que los individuos pueden mejorar su posición en la escala socioeconómica mediante sus logros. El ascenso se manifiesta cabalmente por el progreso material y social a lo largo de las generaciones. Los testimonios que hemos recogido marchan en sentido inverso: los padres y los abuelos alcanzaron mejores condiciones de vivienda, trabajo, salud, seguridad y educación que sus descendientes.

La sociología clásica demostró que las circunstancias materiales y culturales condicionan la conciencia. Ello implica, dicho de manera sencilla, que los individuos interpretan el mundo de acuerdo con la posición económica que ocupan y con las tradiciones y creencias que poseen. Por eso hay razones, y no razón; perspectivas, y no dogmas. Por eso, la gente de sectores populares aprecia ciertas cuestiones que causan preocupación y debate con una mirada algo diferente. Señalaré sólo tres, aunque hay muchas más.

La primera cuestión es la inseguridad. Mientras las clases medias y altas experimentan el delito con terror y extrañamiento y exigen que se lo saquen de encima como si fuera un perro rabioso venido de un mundo exterior y ajeno, la gente de sectores populares lo vive con temor, pero a la vez con la familiaridad del que lo está viendo gestarse. Ellos son testigos de cómo la delincuencia juvenil y la adicción a las drogas nacen de un vacío de bienes materiales, educación, autoridad familiar y presencia estatal. "¿Y qué quiere que hagan los chicos -me dice con resignación una señora-, si se quedan solos, hay pobreza, la escuela no los contiene, no ven horizontes?"

La segunda cuestión es el clientelismo. Lo que para mucha gente de buena condición económica es una práctica repugnante, para las personas que entrevisté consiste en un sistema de intercambios pragmáticos e inevitables cuando la pobreza es extrema. Las madres sin educación y con muchos hijos menores son las destinatarias principales de la ayuda interesada, pero sus vecinos lo consienten porque saben cuál es la realidad que la genera. Si esas mujeres no recibieran dinero o alimentos por ir a un acto político, acaso no tendrían qué comer al día siguiente.

La tercera cuestión es la política. Hoy, una gran distancia separa a las clases populares de los líderes y las prácticas de la democracia. El desapego a lo público no es, por cierto, una singularidad de estos sectores, pero en ellos se expresa una dramática evidencia: si no existen las condiciones materiales y culturales de la ciudadanía, no puede esperarse aprecio e interés por el sistema. Para los de abajo, la política es un ruido lejano, una ceremonia de extraños, un negocio del que se sienten socios menores.

Dentro de pocos días, estos argentinos concurrirán a votar. A pesar de las dádivas que reciben y de la opacidad política que muestran, les he oído decir algo esperanzador: "En el cuarto oscuro, uno hace lo que quiere". Con esa secreta autonomía, elegirán entre antiguas estructuras y escasos dirigentes que prometen innovar.

La muerte de Alfonsín reverdeció los valores democráticos de la clase media. Los sectores populares siguen esperando, con infinita paciencia, que alguien recoja el legado de Perón. Pero ambos estratos miran, quizá sin advertirlo, hacia atrás. Los ideales no son metas para ellos, sino recuerdos encarnados en muertos ilustres.

Esta distorsión es el síntoma de un país estancado, sin destino. Cuando evoquemos con respeto a los líderes que se fueron, pero pongamos nuestra esperanza en el futuro; es posible que la Argentina retome el rumbo. Tal vez entonces, los del medio se sientan más seguros y los de abajo puedan abandonar la pesadilla cotidiana.

El autor es sociólogo y director de Poliarquía Consultores.

lunes, 20 de abril de 2009

- PERDIDAS -




CUATRO PERDIDAS INESTIMABLES EN UN MISMO DIA



Castagnino – Soldi - López Buchardo - Mujica Láinez




Todo ocurre un 21 de abril de distinto año...







Juan Carlos Castagnino



Juan Carlos Castagnino pintor y dibujante argentino, nació en Mar del Plata el 19 de noviembre de 1908. En 1928, realizó estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes "Ernesto de la Cárcova".

Sus maestros fueron Torcelli y Ripamonte.





En 1932 ingresa como ayudante en los talleres de Lino Enea Spilimbergo, Miguel. C. Victorica y Gómez Centurión. Un año después, realiza dirigido por el artista mexicano David Alvaro Siqueiros, y junto a los argentinos Spilimbergo y Antonio Berni, entre otros, los murales de la quinta de Natalio Botana, el director del diario "Crítica".





Esta obra retrata el ambiente de conflicto social que se desarrolló en el pasado inmediato en el país, con los sucesos de la Semana Trágica (1919) y el levantamiento de los peones de las estancias del sur conocidos como "Patagonia Rebelde" (1921). En 1942 realiza un viaje de estudios por Italia, España y Francia. De regreso a nuestro país, se le otorga el Tercer puesto en el Premio Nacional de Pintura en 1943.





En 1944, gana el Segundo puesto en el mismo certamen. En 1948 gana el Premio Nacional de Pintura. En 1952 viaja a extremo Oriente, donde, en 1961 gana el Premio Especial en la Bienal de Saigón. En 1958 gana la medalla de oro en el Premio Internacional de Pintura de Bruselas. En 1963 es nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes y en ese mismo año la Editorial Universitaria de Buenos Aires publica una edición de lujo del Martín Fierro ilustrada con dibujos de Castagnino.

Entre 1964 y 1966 se radica en Roma desde donde recorre Europa realizando diversas muestras de su obra. Fallece en Buenos Aires el 21 de abril de 1972.






Raúl Soldi


Nace en Buenos Aires, 1905 y muere en la misma ciudad, un 21 de abril de 1994.
Fue un artista plástico argentino de reconocida trayectoria internacional.

Inició sus estudios de arte en la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina.
En el año 1921 viajó a Europa: vivió en Alemania hasta 1923, año en que se transladó a Italia, ingresando en la Real Academia de Brera (Milán) donde permaneció hasta el año 1932.





En Italia se relaciona con un grupo de artistas de vanguardia. En 1933 regresa a Argentina y es becado por la Comisión Nacional de Cultura y recorre Estados Unidos, donde trabaja como escenógrafo en Hollywood.

Desde 1930 presenta obras en el Salón Nacional de Cultura, y en diversos salones provinciales, en la Exposición Internacional de París (1937), en Nueva York (1941-1943) y, tras el reconocimiento logrado, a partir de 1934 comienzan sus muestras individuales.





Los temas que trató son variados: paisajes, retratos, temas relativos al teatro y al circo, naturalezas muertas, etc. Ilustró también libros de poesía.
Sus obras figuran en muchos museos, entre ellos, el de Arte Moderno de Nueva York y los de Florencia y Milán.

En el año 1953 comienza a pintar los famosos frescos de la Iglesia de Santa Ana, de Glew (provincia de Buenos Aires, Argentina). Esta tarea la completaría tras 23 veranos de trabajo.

En 1966 realizó la decoración de la Cúpula del Teatro Colón de Buenos Aires, cuya técnica es la tela pintada al óleo y luego al muro.
En 1968 viaja a Israel, donde pinta en la Basílica de la Anunciación de Nezardt, un mural inspirado en el milagro de la Virgen de Luján.





El Museo del Vaticano en Roma incorpora en 1987 una obra suya titulada "La Virgen y el Niño": con ésta última suman dos los cuadros de Soldi que posee la Santa Sede, la anterior se titula "Santa Ana y la Virgen Niña".
A partir de ese último año hasta la fecha de su fallecimiento, realizó varias exposiciones, la más destacada en el Museo de Arte Decorativo. La Galería de Arte Moderno de Milán incorpora a su colección un autorretrato.

En 1989, crea el mosaico Camerata Bariloche, para el Museo del Parque de Portofino, Italia.
Participó en 1993, un año antes de su fallecimiento, de una gran muestra que se realizó en el Salón Nacional de Exposiciones (llamado también Palais de Glace). Expuso allí parte de su obra, convocando a millares de visitantes que disfrutaron del talento del pintor.






Carlos Félix López Buchardo


Nace en Buenos Aires un 12 de octubre de 1881 y fallece en la misma ciudad, 21 de abril de 1948. Fue un compositor argentino.





Estudió primero composición en Buenos Aires, y siguió más adelante su formación en París con Albert Roussel. A su vuelta a Argentina, López Buchardo contribuyó mucho para establecer las instituciones que dieron vida musical a su país: fundó el Conservatorio Nacional de Buenos Aires y la Escuela de arte de la Universidad de La Plata, además de desempeñar varias posiciones administrativas, incluyendo la de director del conocido Teatro Colón.





Su catálogo vocal incluye óperas, misas, comedias musicales y unas cincuenta canciones.

El sueño de Alma, ópera en 3 actos con un libreto de Leopoldo Díaz sobre un tema de Enrique Prins.






Manuel Mujica Láinez


Manuel Mujica Láinez nació en Buenos Aires en 1910 y murió un 21 de acril de 1984.

Escribió más de veinte libros (novelas, cuentos, biografías, poemas, crónicas de viaje y ensayos) entre los que cabe mencionar: Misteriosa Buenos Aires, Los ídolos, La casa, Invitados en el paraíso, Bomarzo, El unicornio, El viaje de los siete demonios, El brazalete y El escarabajo.

Varias novelas y cuentos suyos fueron llevadas al cine y a la televisión, y el compositor Alberto Ginastera realizó una ópera, hoy legendaria, basada en la novela Bomarzo.





"Manucho" Mujica Láinez obtuvo múltiples premios por su obra literaria, entre ellos el Premio Nacional de Literatura, en 1963, y La Legión de Honor del Gobierno de Francia en 1982. Sus libros fueron traducidos a más de quince idiomas.

Sus obras:

• Glosas Castellanas (1936)
• Don Galaz de Buenos Aires (1938)





• Miguel Cané (padre) (1942)
• Canto a Buenos Aires (1943)
• Estampas de Buenos Aires (1946)
• Aquí vivieron (1949)
• Misteriosa Buenos Aires (1950)
o El hombrecito del azulejo
• Los Ídolos (1952)
• La casa (1954)
• Los viajeros (1955)
• Invitados en el paraíso (1957)
• Bomarzo (1962)
• El unicornio (1965)
• Crónicas reales (1967)
• De milagros y de melancolías (1969)
o Narciso
• Cecil (1972)
• El viaje de los siete demonios (1974)
• Sergio (1976)





• Los cisnes (1977)
• El brazalete (1981)
• El escarabajo (1982)
• Cuentos inéditos (1993)
o Un artista
• Ángeles de Manucho
o (vea la crítica de este libro)