lunes, 3 de marzo de 2008

- PREJUICIOS -




Oposición o caza de brujas

Las críticas a la cultura macrista
por Flavia y Quintín



Cuando falta definir quién será el próximo titular del Bafici (o al menos, no lo conocemos en LLP) nos llega un mail de Eamonn McDonagh, en el que caricaturiza con acierto esta especie de caza de brujas que se ha despertado en la cultura porteña:

Propongo el fusilamiento instantáneo de todo cipayo que se atreva a colaborar de cualquier manera con el gobierno neoliberalimperialistafascista de Macri, impuesto al pueblo de Buenos Aires en contra de su voluntad en los últimos comicios municipales. Propongo también la formación de un Comité para la Protección de la Cultura presidido por Casabé, con cargos vitalicios, para que puedan tomar decisiones libremente en todas las cuestiones ligadas al quehacer cultural sin consultar con nadie fuera de comíté.

Efectivamente, a partir de un supuesto desplazamiento abrupto de la ex directora del Festival de Teatro Graciela Casabé, se ha generado una campaña que tiene incluso derivaciones internacionales. Mientras críticos de nuestra máxima confianza nos confirman que las personas designadas por Lombardi en los Festivales de Tango y Jazz no sólo son idóneas sino que llegan con propuestas renovadoras y creativas a sus respectivos cargos (las mismas fuentes nos advierte que el nombramiento de Sanguinetti en el Colón es una medida reaccionaria), recibimos mails desde el exterior preguntando qué cosa tan terrible está pasando en Buenos Aires.

A nuestro juicio, lo único terrible que está pasando en Buenos Aires es que el gobierno de Macri es confundido por ciertos sectores de la cultura argentina con el de Hitler. Se niega que haya sido elegido democráticamente, se simula que su plataforma es extremista, se le niega en nombre de un discutible statu-quo el derecho de nombrar sus funcionarios y se trata de demonios y traidores a los que asumen una función en la actual administración municipal.

No hemos votado por Macri y no tenemos especiales expectativas en su gestión (y menos aun en participar de ella), pero nos gustaría que fuera lo mejor posible. La persecución ideológica y la intimidación colectiva sólo lograrán que los funcionarios y sus gestiones sean lo que sus adversarios le adjudican de antemano en el marco de un boicot absolutamente sectario.

Se apuesta a que la gestión de Lombardi va a destruir la cultura y el caso de los festivales intenta ser la prueba de esa profecía. Nos gustaría que hubiera tiempo para saber si esa profecía ha sido un vaticinio correcto y no el resultado de una campaña que comienza por la descalificación anticipada. En el área de festivales, los reemplazos efectuados hasta el momento no avalan esa predicción, pero la próxima conducción y la política a seguir en el Bafici serán una pequeña muestra de lo que nos espera. De uno y otro lado.

Material que circula por Internet

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