martes, 1 de septiembre de 2009

- UNIVERSIDAD -





¿Cuatro abogados por cada ingeniero es lo que necesita la Argentina del siglo XXI?




Por Rosendo Fraga
Especial para lanacion.com
Noticias de Cultura


En la Argentina, están egresando de la universidad cuatro abogados por cada ingeniero.

¿Es lo que realmente la Argentina necesita a comienzos del siglo XXI, cuando el conocimiento científico aparece como verdadera clave del crecimiento y el progreso en el largo plazo?

No es un dilema nuevo. Al asumir Julio A. Roca su segunda Presidencia en 1898, en el primer mensaje que envía al Congreso dice: "Se hace indispensable entrar resueltamente en ese orden de ideas (la enseñanza práctica) y abandonar tradiciones y costumbres cuyos deplorables resultados pueden sentirse y palparse no sólo entre nosotros sino en todas las civilizaciones que se han dejado dominar por ellas. En la esperanza de poder contribuir a esos objetos, solicitaré vuestra colaboración para la fundación de colegios y escuelas de agricultura, y demás industrias de inmediata aplicación".

En ese mismo mensaje de 1898, destacaba al modelo educativo de los Estados Unidos como el más adecuado a nuestras necesidades: "El gran poder industrial y el inmenso desarrollo agrícola de los Estados Unidos no son la obra de la improvisación o el acaso, sino el resultado de la educación industrial propagada con perseverante ahínco por todos los medios, desde los primeros días de su existencia, siendo en algunos estados precepto constitucional el establecimiento de escuelas de agricultura y debido a ello es que se les ve instruidas con envidiable profusión en todo el vasto territorio de la República."

Consecuente con esta idea, en 1900 se enviaron los primeros 20 jóvenes becados a los Estados Unidos para estudiar en escuelas industriales y agrícolas, programa que en los años subsiguientes se mantuvo y amplió.

El entonces ministro de Justicia e Instrucción Pública, Osvaldo Magnasco, preparó un proyecto de reforma del sistema educativo, que entre otras iniciativas contemplaba transformar la mitad de los colegios nacionales en colegios industriales y agrícolas, buscando así vincular el sistema educativo con el mundo del trabajo.

En 1901, en el mensaje al Congreso en el que anticipó el envío de este proyecto, Roca dijo: "En vuestras primeras sesiones os daré cuenta del decreto destinado a reorganizar debidamente la enseñanza secundaria, conforme a sus fines propios y a las exigencias que la economía nacional impone particularmente a nuestra instrucción".

Para explicitar este concepto agregó: "La vieja educación enciclopédica y siempre doctrinaria va siendo enérgicamente desalojada y sustituida, ante el reclamo unánime de los más notables pensadores, por la enseñanza que calcula la utilidad del valor de sus máquinas. Escuelas y colegios son hoy establecimientos de la más noble industria: la que trata de producir elementos sociales del mayor valor civilizador, mejorándolos gradualmente y habilitándolos así para vencer en la concurrencia del trabajo y de la inteligencia productiva".

Magnasco defendió con firmeza y elocuencia sus proyectos en el Congreso, pero fue derrotado. Los defensores de la cultura enciclopedista al estilo francés convergieron con intereses de las provincias, las que creían que sustituir un Colegio Nacional por uno de Agricultura o Industria era una suerte de "menoscabo".

Pero la obra de gobierno de Roca en su segunda presidencia no se frustró por este traspié. Creó las escuelas comerciales de Capital, Rosario, Concordia y Bahía Blanca; la Escuela Industrial de la Nación; el Instituto de Agronomía y Veterinaria y diversas escuelas prácticas de Agricultura en combinación con el ministerio del ramo. En el campo universitario, se creó el Instituto del Profesorado de Lenguas Vivas, se estableció la independencia económica de las universidades y se inauguró el nuevo edificio de la Facultad de Medicina.

Si bien el proyecto formal de reforma educativa con el cual Roca quería corregir su propia obra educativa del primer mandato se frustró en el Congreso, pudo igualmente terminar su segundo mandato con avances. Esto dijo en su último mensaje al Congreso en 1904, meses antes de terminar el segundo período: "Dignos de mencionarse son los movimientos que se operan en todo el país en favor de la enseñanza práctica, encauzada por los métodos activos modernos."

Ha pasado más de un siglo desde entonces y la debilidad relativa de la Argentina en los estudios técnicos y científicos respecto a las humanidades, sigue siendo muy fuerte.

Pero una vigorosa constante parece operar en el sentido contrario y removerla puede resultar importante no sólo para el crecimiento económico, sino también para establecer la necesaria relación entre la educación y el mundo del trabajo, para satisfacer la creciente demanda de personal calificado y disminuir la emigración de cerebros hacia el exterior.

Rosendo Fraga es el director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

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