lunes, 28 de julio de 2008

- NO PECARAS... -




Palabras como señales de alarma


Por Lucas Colonna

De la Redacción de LA NACION



"JUDAS", "Traidor", "Saludos a Vandor", "Limitar la resolución 125", "Democracia condicionada". Apelaciones bíblicas, reivindicaciones a la violencia histórica, sugerencias crípticas del presente y del futuro... Esas fueron las reacciones del kirchnerismo después del voto de Julio Cobos. Lejos de apaciguar los ánimos sociales, esas palabras produjeron profunda tensión. Y podrían revelar más de quienes las han dicho que de aquellos a quienes estaban destinadas.

De la filosofía esencialista (y su postulado de que el ser vive y adviene en el lenguaje) al psicoanálisis (y su principio de alcanzar la cura por medio de la palabra), pasando por la semiótica y la semiología, las palabras han sido objeto de estudio para fenómenos tanto o más complejos que el de la política argentina. Vale, entonces, la pregunta: ¿qué no han dicho las palabras en los últimos días?

La primera en comenzar el diagnóstico fue Cristina Kirchner. Habló en un aeropuerto chaqueño de "traidores" al referirse, siempre con una sonrisa, al vicepresidente, y también a la decena de senadores oficialistas que rechazaron la iniciativa. Sus palabras encendieron una alarma. El relato que la naciente urbanidad porteña "construyó" -como le gusta decir a la Presidenta- sobre el ámbito rural a comienzos del siglo XX quedó plasmado en el folletín.





No resulta descabellado pensar que las desmesuras de los últimos días pusieron en clave folletinesca la disputa Gobierno-campo. Y, de acuerdo con la tradición de ese género, las traiciones suelen pagarse con la venganza. ¿Esconde acciones en el futuro el diagnóstico de la Presidenta cuando reapareció, en el aeropuerto chaqueño? ¿Acaso los argentinos deberían preocuparse por la seguridad física de Cobos? En la misma línea discursiva está la inscripción que le dedicaron a Cobos los leales militantes de la nueva JP Descamisados: "Cobos traidor, saludos a Vandor". El metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, que impulsaba un peronismo sin Perón, fue asesinado en 1969 por un grupo que llevaba el sello "Descamisados". Las palabras del oficialismo se prestan a múltiples interpretaciones y a lecturas desviadas, sobre todo porque nadie en la cima del poder se encarga de aclararlas.

Algo similar ocurre con el decreto que eliminó las retenciones, cuya redacción dice mucho más de lo que pretende omitir. Bajo el pretexto de garantizar salvaguardas jurídicas, presenta como una limitación lo que en rigor es una eliminación de las retenciones móviles, y sugiere que vivimos en una "democracia condicionada" por lo que ocurrió en la votación. "Soy humano. Si me equivoco, ayúdenme a corregir el rumbo." Néstor Kirchner solía finalizar sus discursos con esa frase. La idea de "limitar" una medida que puso en vilo el país durante cuatro meses no puede equipararse con la de corregir. Corregir" implica aceptar un error. Limitar no. Hablar de una democracia condicionada puede resultar absurdo si se tiene en cuenta que el reglamento parlamentario concede al vicepresidente la potestad de desempatar.

Judas. Por demás curioso resulta el apelativo que desde el oficialismo se puso a Cobos. El primero en llamarlo así fue el senador Miguel Pichetto, cuando, aún descolocado por la votación, dijo de madrugada a las radios porteñas que el comportamiento de Cobos remite a Judas Iscariote, el traidor que vendió a Jesús por unas monedas.





El apelativo lo retomó luego el piquetero Luis D Elía. "Es como Judas. Tendría que haber votado respetando la voluntad del Poder Ejecutivo. La traición es un disvalor", dijo. Reminiscencias de los relatos bíblicos en un oficialismo que ha construido una relación muy tensa con la Iglesia...

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