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El valor del Día de la Alfabetización


Hoy se celebra en todo el mundo el Día de la Alfabetización. El valor de esta jornada crece por el poder movilizador de planes y programas destinados a lograr la universalidad de quienes estén capacitados para la lectoescritura, habilidad indispensable para insertarse en la vida cultural contemporánea. Sin embargo, la aspiración de alcanzar plenamente ese gran objetivo requiere todavía mucho por hacer. De ahí el justificado llamamiento a todas las naciones para que mantengan y amplíen los esfuerzos tendientes a erradicar el analfabetismo.

Es penoso señalar que 774 millones es el número de adultos que carecen hoy de las competencias básicas que permiten leer y escribir, según lo ha expresado el director general de la Unesco, Koichiro Matsuura. En ese conjunto de no alfabetizados, aproximadamente las dos terceras partes son mujeres. Esa injusta relación es fruto de los prejuicios vigentes en algunas comunidades étnicas, que postergan constantemente las posibilidades del aprendizaje femenino.

Por otra parte, alrededor de 72 millones de menores de 15 años permanecen sin escolarizar en el mundo y otros muchos, en cifras no determinadas, concurren irregularmente a los servicios escolares o desertan precozmente, con lo cual el problema se prolonga y se diversifica. Además, hay que tener en cuenta que, si la lectura y la escritura no se ejercitan ni se actualizan, sobreviene el fenómeno conocido como analfabetismo funcional, problema que también se presenta en los países desarrollados.

En la Argentina, la realidad censada a principios de este siglo muestra un mosaico diverso en el cual los índices más altos de analfabetismo en adultos mayores de 15 años se dan en las provincias norteñas. En orden decreciente los porcentajes registrados son los siguientes: Chaco (8,96), Corrientes (7,16), Formosa (6,82), Misiones (6,3) y Santiago del Estero (6,59). En el centro y sur del país, el panorama es distinto, pero, en este cuadro, el mejor indicador porcentual es el de la ciudad de Buenos Aires (0,46). Luego siguen Tierra del Fuego (0,73), Santa Cruz (1,60), provincia de Buenos Aires (1,70), Córdoba (2,27), de acuerdo con datos del Cippec sobre base informativa del Indec de 2001. En cuanto a los menores comprendidos entre los 5 y los 14 años que no asisten a la debida escolarización suman un total de 324.832 en el país, en tanto que alcanzan a 395.923 los adolescentes que no estudian.

La alfabetización es condición sine qua non del desarrollo personal y social. Ese aprendizaje es el que permite resolver un sinnúmero de actividades necesarias y comunes, como la lectura de un plano, la interpretación de señales o las instrucciones para usar un remedio. Dichos ejemplos cotidianos demuestran cómo está de limitado aquel que no sabe hacerlo y cuánto importa intensificar la oferta de cursos que, a través de distintos medios, sirvan para la actualización periódica de los mayores.

Actualmente, se ha avanzado con firmeza en la comprensión de que los procesos de alfabetización tienen que ser respetuosos de los ámbitos culturales que, habiendo quedado ajenos al desarrollo de la palabra escrita, requieren otras vías de aproximación y enseñanza para que acepten tan fundamental aprendizaje. Se ha hablado en distintas ocasiones de que los iletrados habitan no ya un tercero sino "un cuarto mundo". Cuanto se haga, aquí y en el resto del mundo, para reducir las fronteras de esa "cuarta" realidad es parte de un deber de elevada significación social, económica y moral.